miércoles, 8 de abril de 2009

Quien apagó la luz.

La habitación, propia de cualquier salón de una familia de clase media española, estaba repleta de gente, todos riendo, bebiendo y fumando porros. En un momento uno de los presentes apaga la luz, todos callan, “quien apagó la luz” se sube en una mesa a modo de atrio. Enciende una sola lamparita de luz tenue y se dirige a los demás. Sus palabras son las siguientes:

 

-Amigos y amigas, debemos tomar el rumbo de nuestras vidas. La sociedad no nos necesita, ni siquiera nosotros necesitamos de la sociedad, pero esta nos tortura y nos humilla. La vida no es como nos la contaron, de hecho nadie nos explicó como seria la vida. Ya nos vamos dando cuenta, y os propongo ser quienes queráis ser.

 

La reacción es unánime, todos ponían cara de poker mientras murmuraban y reían suponiendo que a “quien apagó la luz” se le habían cruzado los cables. El discurso siguió:

 

-Escuchadme tan solo un momento, y después lo discutimos. Todos estamos de acuerdo en que la época que nos ha tocado vivir es fácil para no ser nadie, y tremendamente difícil si queremos sobresalir. El libre mercado ha inundado la enseñanza de nuestra época creándonos como seres sumamente competitivos, y si queremos ser alguien nos obligan a pisotearnos entre nosotros sin escrúpulos, solo así podremos tomar el control de nuestra realidad y luchar por cambiar lo que no nos gusta, pero esto que no nos gusta nos acabará gustando una vez logremos ser alguien y pasado por todas las fases necesarias. Les pasa a todos, el sistema nos convierte.

Por ello os propongo cambiar la raiz de las cosas. Llevo pensando años en esto, y hasta ahora no he hecho nada por llegar a ninguna parte, porque la realidad es que creo que incluso yo mismo acabaria convirtiéndome en un domado y dócil cachorro del sistema.

Y como alternativa, ¿queremos ser hippies que viven a parte de la realidad social? No. ¿Queremos crear una comunidad alternativa que nos exilie de la vida que conocemos? No. ¡Tenemos que trabajar por crear algo nuevo desde dentro sin llegar a ser nadie, para que al fin podamos ser quienes queremos, sin necesidad de pisotearnos!.

 

La vida es muy complicada. Vivas donde vivas y seas de donde seas lo que cambian son los factores, los objetivos y lo que se te hecho por nacer en cual o tal lugar del mundo, pero aquí, en China y en Camerún un hombre desea ser un hombre libre en tanto a poder ser lo que desea ser, y ninguno se imagina en ese sueño una sociedad tan contaminada y autodestructiva como la nuestra. El primer mundo nos quiere más porque somos blancos, españoles y de clase media. Tenemos acceso integral a Internet, tenemos casi toda la cultura creada por la humanidad a nuestra disposición  a un solo clic. Pero esto no nos hace mejores personas que el africano que camina 15 kilómetros cada mañana para conseguir algo de agua y tener algo que comer. Ni si quiera somos mejores que el soldado norcoreano que no conoce nada más allá de sus fronteras y vive de acuerdo a severas normas dictadas por su amo y señor.

 

Esto es un fallo garrafal. El avance, la prosperidad y el estado de bienestar debería de hacernos mejores personas. Porque si, nosotros tenemos democracia, sanidad gratuita, poderes de justicia pseudos-justos y un sistema de seguridad ciudadana que se supone nos protege. Pero la realidad es que soltar una papeleta cada cuatro años y asistir a 2 o 3 manifestaciones por legislatura no nos convierte en hombres libres. Ni nuestro sistema judicial es eficaz, tampoco lo son las fuerzas de seguridad del estado… Tenemos muchos problemas en nuestra avanzada sociedad, y la raiz de todas las cosas está en nosotros mismos, porque los sistemas no vienen de arriba, si no que los creamos los hombres, y yo como hombre no me siento representado por las fuerzas estatales de mi pais.

Estaréis de acuerdo conmigo cuando os digo que hay que hacer algo, asintiresis la cabeza como sumisos, hablaremos de revoluciones sumamente entusiasmados con ganas de salir a la calle y arrasar con todo, pero no lo hariamos. Nunca hacemos nada. A pesar de sufrir cada vez mas problemas de insomnio, en nuestra vida política vivimos adormecidos, y en eso también estamos de acuerdo. Yo no propongo revoluciones, propongo un renacimiento, y para renacer hace falta haber muerto antes. Debemos asesinar al sistema, colapsarlo, dificultar los procesos burocráticos, colapsar los servicios públicos y amedrentar a los gobernantes. No queremos que se nos unan los demás por convencimiento, no queremos gente convencida por una ideología, tan solo debemos tener un discurso, y todo el que esté de acuerdo con él, que tenga la libertad de decidir si quieren llegar a apoyar el que se dé lugar un nuevo orden, desconocido, pero irremediablemente mas justo que lo que a día de hoy vivimos. No propongo una revolución que dé lugar a un nuevo sistema concreto, solo os brindo la posiblidad de acabar con todo y empezar desde cero, siendo nosotros, nuestra generación la que cree desde cero el nuevo orden, o si lo preferimos, desorden.

 

Ahora salgamos a la calle, olvidémosnos de nuestros nombres y pensemos solo en libertad. Creíamos que todo esto nos haría mas libres, ahora que sabemos que nada de esto es verdad actuemos enrabiados  y acabemos rápido con todo.



lunes, 6 de abril de 2009

Versus mundo.

Estoy peleado con el mundo. Me dí cuenta hace poco, y no sé cuanto llevo con esta riña, pero lo cierto es que es así. Al comentárselo a un amigo me dijo que los motivos suelen ser que uno piensa que no tiene lo que se merece, y así lo siento.

Dependemos de muchas cosas, pero pocas cosas dependen realmente de nosotros. Con esto no quiero echarle la culpa al azar. 
La vida a veces da vueltas en sentidos dificiles de controlar, te chocas treinta veces y es imposible trazar bien la ruta. Porque el volante lo puedes enderezar tu en cierta medida, pero este coche aunque decida mi camino está controlado por diversos factores, factores que dan violentos volantazos dificiles de rectificar.

No es que esos factores vayan en mi contra, ni siquiera me tienen en cuenta algunos de ellos, ni están a mi alcance, pero inevitablemente me afectan y me joden.
Por eso es normal que en ocasiones me sienta deshorientado y con ganas mandar a tomar por culo a este desdichado mundo y su realidad. Todo debería de ser mas fácil, o al menos mas razonable. Pero no, la realidad tiene poco sentido, y el de la justicia no es propio necesariamente de ella.

Fríamente me doy cuenta de que para la mayoría de nosotros esta realidad es igual o incluso mas injusta, y quejarse no vale de nada, solo amar lo que se tiene, valorarlo y actuar lo mas conforme a tus principios que te sea posible. Realizarse y sentirse realizado, vivir derribando muros y agarrando firmemente el volante para tomar por completo el control de nuestras vidas. 

Por todo esto haremos lo que nos dé la gana, sin limitaciones, y si hay que saltar del coche y seguir el camino andando (aunque se vaya mas lento) así se hará, porque vida solo hay una y nuestras ganas tienen que hacernos poder vivirla lo mejor y llegar lo más lejos que podamos, sea cual sea la dirección elegida.