Con tiempo para pensar y el estómago lleno, cualquiera de nosotros, acomodados y
privilegiados miembros de una sociedad de bienestar podemos pararnos a pensar, otros no, y nosotros que podemos
deberíamos de hacerlo por todas aquellas personas que no pueden, pero que
deberían de tener la oportunidad de ello como nosotros la tenemos.
En primer lugar podemos pensar que formamos parte de una sociedad
privilegiada, si, pero con unas
desigualdades alarmantes,
desigualdades culturales (y no digo diferencias, digo
desigualdades),
desigualdades monetarias,
desigualdades políticas, éticas etc...
Vivimos en una sociedad injusta, pero sin quejarnos demasiado, estamos contentos con lo que tenemos, pero sabemos que fallan las bases. Desarrollar todas las ideas que tengo en la cabeza va a ser muy
difícil, pero intentaré hacerlo lo mejor que pueda.
Ya no podemos seguir discutiendo si el ser humano es bueno o malo por naturaleza, ni el hecho de que deban o no haber leyes. Lo correcto se dice relativo, pero no tanto como muchos creen.
Nuestro sistema se denomina a sí mismo como un tipo de "democracia", una democracia en la que el voto de un "niñato de barrio y moto" vale lo mismo que el del catedrático más erudito, y yo me pregunto ¿es eso lo que queremos? Yo no. No quiero seguir siendo gobernado por una
mayoría estúpida, pero tampoco esa
mayoría tiene la culpa. Ojalá todos los
ciudadanos del mundo hubiesen tenido las mismas oportunidades y circunstancias idóneas para poder pararse a pensar. Pararse a pensar requiere de un trabajo previo, una cultura, una base ideológica e intelectual. Y esa base, por desgracia, sólo la adquieren unos pocos, que aunque no tan pocos no son los suficientes. No por ello soy partidario de la democracia radical, aquella que le
daría el derecho al voto tan sólo a aquellas personas capacitadas, tampoco de la actual, ni siquiera de la democracia
participativa (aunque me parece la menos mala), creo que para tener un sistema más justo lo "ideal" sería tener una población inteligente, un pueblo capaz, pero conseguirlo es imposible bajo el marco actual.
En nuestro estado (España) al igual que en "casi" todos los
países del mundo desarrollado,
gobienan dos partidos que se alternan, uno se dice de centro-izquierda, y el otro de centro-derecha, posicionamientos que no siempre se corresponden con la realidad, o al menos no son coherentes con lo que dicen ser. Esta situación hace que las reglas del juego estén marcadas por ellos y esto
dá lugar a que sea "imposible" cambiar las cosas desde dentro. Muchos pensareis, ¿pero para qué cambiarlas? estos son los que llamo "los sin base", de los cuales me ocuparé más adelante.
A simple vista el único camino para cambiar esto seria una revolución, algún tipo de movimiento que incite a una gran parte de los
ciudanos a cambiarlo, pero nunca armada, la finalidad no es
superponerla contra la voluntad de nadie. Tampoco mediante la política, ya que las
reglas del juego están hechas por quienes mandan y el acceso es casi imposible. Esa revolución
tendría que salir de nosotros mismos, de nuestros valores, de nuestra inteligencia. Un trabajo muy
difícil y del cual todos
deberíamos formar parte. Falla la educación, sí, y de una forma estrepitosa, tanto la del estado como la de una gran parte de los padres españoles, padres que tampoco tuvieron la adecuada.
Si lo pensamos, nuestro
día a
día está lleno de fallos por
todos lados, estamos corrompidos desde el mismo momento que queremos formar parte de todo esto. Si, usamos ropa fabricada en
países en los cuales las condiciones de trabajo son
infinítamente peores que las nuestras, comemos carne de un cerdo que ha vivido toda su vida en tres metros cuadrados y que ni siquiera tiene por qué haber visto la luz del sol, consumimos millones de productos de los cuales ya ni queremos saber de donde vienen porque sabemos las injusticias que se han creado para nuestra comodidad, pero ¿tenemos otra opción? Sí, la tenemos, siempre podemos irnos a una comuna en la que fabricarnos nuestros muebles, cultivar nuestros alimentos etc. La verdad, prefiero seguir en esta sociedad con todo lo malo que ello conlleva, y si me cuestionase el consumir tan sólo uno de los alimentos que consumo
tendría que hacerlo con todo, y si lo hiciera
preferiría vivir apartado, perdido en "la
alpujarra". Con ello no quiero justificar el que yo lo haga mal, tan solo quiero que se reflexione sobre todas esas cosas. No voy a aislarme de la sociedad en la que vivo, acepto el sistema en el que vivo y las comodidades que me
dá, y lo que quiero no es tener que sentirme menos culpable, si no que hagamos bien las cosas. Porque hasta comer en la
hamburgueseria de tu barrio seria
injusto si el camarero que te sirve no cobra lo que cualquiera en su sano juicio piensa que
debería de cobrar. Incentivamos las injusticias en el más mínimo de nuestros actos que realizamos en sociedad.
Es cierto que si nos
concienciamos de (por ejemplo) no consumir productos del supermercado "X" que no les pagan lo mínimo a sus empleados
estaríamos haciendo algo, pero para ir a trabajar
consumiriamos gasolina, ya sea en coche, moto o autobús. También puedes ir en
bici, pero
fíjate que no la hayan fabricado bajo condiciones de trabajo
inumanas. Incluso podemos llevar ropa ecológica,
fijándote bien en que ni si quiera los pigmentos hayan sido producidos de forma injusta... Por ello lo más
fácil seria vivir en una comuna, fiel a mis principios éticos, pero también es lo más cobarde y
egoísta. No tenemos que vivir al margen, tenemos que cambiar la situación.
Los valores que tengo no los he cogido prestado de ningún partido político ni ideología, aunque si es cierto que me veo más cerca de "unos" que de "otros". Cuando se habla de derechas e izquierdas me cuesta tener que
posicionarme, te pones una pegatina, una pegatina por la cual te van a reconocer y prejuzgar conforme a lo que hagan los grupos políticos con los que tengas más afinidad. Es
dificil. Por ello no quiero convencer desde aquí o desde allí. ni si quiera quiero convencer, algo que hasta hace
relativamente poco tiempo
creía que era mi misión en la vida, lo que me he propuesto ahora es hacer pensar, hacer reflexionar y cuestionar, pero siempre partiendo tan sólo de cada uno. Dar
herramientas en la medida que nos sea posible para que el prójimo al que
consideramos "sin base" pueda obtener una por él mismo, partiendo desde sus principios y sus verdades, pero
abierto a
derrocarlos y
reinventarse cuando haga falta, esto desde una ética consistente y unos principios a los que haya llegado él mismo harán que su voto sea tan útil como el del mayor erudito de este equivocado país.