lunes, 8 de junio de 2009

Preciosa Luz. (Final)

El caballero desterrado tuvo una vez más la oportunidad de enamorar a la preciosa hada. La ilusión inundaba su cara cada día desde que la preciosa hada le propuso intentarlo una vez más. Esta oportunidad vino a partir de que el caballero le dijese al hada que si no fuese para estar juntos de nuevo no soportaría volver a verla. El hada ante la idea de no volver a ver al caballero accedió.
Cada día el caballero se esforzaba más y mas por complacerla. Por momentos el hada parecía muy satisfecha y feliz, pero al poco tiempo el hada dejó de estar contenta, se comportaba con el caballero como si este fuese un simple conocido, ya no lo quería como antes, y a pesar de haberlo intentado no le surgió esa chispa necesaria que haría que felizmente caballero y hada compartiesen de nuevo sus vidas.

De nuevo se acabó. El caballero quedó muy dolido, y el hada realizó de nuevo su vida al margen de él sin demasiados problemas.
Nuestro caballero desterrado sabia a ciencia cierta que nunca conocería a un hada como ella, y por todo lo sufrido anteriormente sabia que esta vez seria la peor, porque tendría que aprender a vivir definitivamente sin ella.

Los días pasaban lentos.
Aunque todo le parecía insostenible, pensaba que esto sería pasajero. Todo es pasajero. Todo pasa, sucede, se disfruta de ello y se acaba. No quería resignarse a eso, todo no podía ser pasajero, aunque lo fuese la vida en sí misma, no puede ser así. Hay cosas que deberían perdurar para toda la eternidad. Le resultaba imposible pensar en el fin de lo que creía seria su vida eternamente compartida. Lo compartido se partió, y dejó un horrible silencio que tan solo la música le ayuda a soportar.

Sus errores tiempo atrás le persiguieron para siempre, quizás si su comportamiento con el hada hubiese sido el adecuado cuando no lo fue, a día de hoy disfrutaría indefinidamente de su compañía, quien sabe, quizás hasta la eternidad...

Tipos como nuestro caballero no se encuentran tan facilmente, muchos fueron quienes lloraron por no poder disfrutar de la compañía de la preciosa hada, pero solo el caballero conocía la verdad de que esa hada nació para formar parte de su vida, de la misma forma que él nació para compartirla con ella. Quizás la vida esté equivocada, porque como si no iba a acabar así. Ya podría acabar el caballero compartiendo su vida con diferentes hadas que por seguro sabia que siempre quedará marcado por la que todo lo inundaba con su preciosa luz. Luz preciosa y maldito final.

domingo, 7 de junio de 2009

Vetusta de los planetas piratas.

Se ha reunido el comité de expertos
y han decidido que se acabó lo nuestro,
y a mí me habría gustado
haber participado en el proceso.
Tú también tienes que ver
que nunca tengo mi papel.
Nube gris, riega todo el jardín,

Prometo no seguir viviendo así,
prometo no pensar en tí
Prometo dedicarme solamente a mí.


Y respirar tan fuerte que se rompa el aire,
aunque esta vez si no respiro es por no ahogarme.

Ceniza de fénix, perfil de coral,
torcido, herido,
pon cada latido y celebra
que nuestra historia continuará.

Prometo no seguir así, prometo que no voy a pensar en ti

Prometo dedicarme solamente a mí.







Leyenda: Los Planetas, Los Piratas y Vetusta Morla.









jueves, 4 de junio de 2009

¿La magia del cine?.

Sentado en su butaca espera ansioso que comience la función. Sabe que esta vez todas las vidas que vea representadas no se corresponderán con la realidad, y todo parecido será mera casualidad. No tendrá obligaciones, ni responsabilidades. Vivirá otras penas y alegrías, muy diferentes a las suyas. Espera ansioso a que comience el espectáculo.

Se apagan todas las luces, pero aún quedan diez minutos para que empiece la función. La mayor parte de las butacas están vacías, y seguramente así quedarán durante las próximas dos horas. Será mejor así, a veces se coincide con gente que no para de molestar durante toda la película, evitando así que tu atención se preste exclusivamente sobre ella. Esta vez se introducirá en el mundo que le proyecten sin demasiado esfuerzo.

Ya solo quedan cinco minutos para empezar.
Le empieza a sudar la frente, a pesar de que el aire acondicionado mantiene una temperatura perfecta en la sala. Los motivos están en él y a pesar de intentarlo cada vez se siente más y más nervioso, tiene demasiados miedos y preocupaciones, lleva todo el día inventando remedios y buscando soluciones para algunos de sus problemas, pero sin mucha suerte ni buenos resultados. Sin dolerle la cabeza tiene el peor malestar que pueda recordar. Sabe que su vida se basa en rachas, a veces fabulosas y otras tristes o problemáticas, y esta vez no sabe como salir de su tristeza, ni como solucionar sus problemas. Cada vez se recalienta mas su cabeza y el malestar empieza a ser insoportable. Piensa en escapar, va a abandonar la sala y gritar a cada paso, correr con rabia y desaparecer, es lo que mas desea en estos momentos. Escapar. Huir. Coger el primer tren a ninguna parte y quedarse allí.

Se empieza a proyectar la película. Desaparecen como por arte de magia todas esas preocupaciones, ya ni se acuerda de ellas ni de ningún otro problema. Así será durante las próximas dos horas, ya habrá tiempo para pensar después...

miércoles, 3 de junio de 2009

Como aquel tipo solo en la barra de un bar.

Era una noche pálida. Cálida y seca. Las calles de aquel lunes parecían no tener dueño, pero muchos vacilaban con la posibilidad de serlo. Los bares, algo tristes por el hecho de ser lunes, estaban abiertos y con un acogedor hueco en sus barras, todos ellos parecían estar dispuestos intencionadamente para que en cualquier momento yo me sentase y empezase mi odisea, pero no me satisfacía ninguno, yo esperaba al bar mas especial. Era ya recién entrada la madrugada, y a pesar de ello, y de ser lunes, cada vez parecían llenarse las calles de mas y mas gente.
Nunca pensé que un lunes de madrugada necesitase buscar consuelo en la barra de un bar, pero mientras reflexionaba para mis adentros lo encontré. Era el bar perfecto para aquella noche. La entrada era algo oscura, y la decoración ciertamente grotesca y de mal gusto. Era la primera vez que pisaba aquel lugar, y a pesar de ello parecía que llevaba visitandolo toda la vida. El camarero pensó lo mismo con respecto a mí, a pesar de no ser un cliente habitual me trató como tal.

Me tomé la primera. Una fría jarra de cerveza que al penetrar mi garganta iba dejando una fría sensación de vida. Trago a trago la disfruté, y al terminar, la siguiente. Esta vez intercalada con otro placer que se complementa a la perfección dejando un nuevo sabor de boca y un aura que aunque perfecto en el momento resulta asqueroso al día siguiente.

Nunca he entendido a esa gente que, sola, se sienta en la barra de un bar, dirigiendo su mirada hacia la pared, encorbados sobre sus copas apoyadas y con un gesto en la cara que los exime de todo halo de felicidad posible. Nada en ellos parece divertido, y en cambio persisten en beber una tras otra hasta que su vista, borrosa como una mancha de humedad en la pared, dice que ya es hora de dormir, vomitar, gritar o reir. Nunca me sentí tan cerca de ellos, y a pesar de seguir pensando que sigo estando lejos, por una noche los comprendí, porque fui uno de ellos.

Tras la tercera copa llegó la cuarta y un chupito por cortesía del camarero que, aburrido, parecía divertirse conmigo. Cuando un camarero te trata con compasión jode, pero cuando lo hace de forma amistosa y con camaradería te ha ganado como cliente de por vida. Y este era uno de esos casos. Aquel lugar me hacia sentir muy a gusto, y siempre sabría que aquel era un lugar al que podría volver siempre que lo quisiera. Yo podría haber sido aquel particular hombre solitario que se sienta en la barra solo, ese podría haber sido mi papel en aquel bar. Pero yo no soy uno de ellos.
Desconozco el motivo que lleva a cada persona a sentarse solo en la barra de un bar y no parar de beber hasta haber tragado el suficiente alcohol como para poder no pensar en nada. Poder descansar los recuerdos, las preocupaciones y las penas. Esa es la clave, nadie bebe de esa forma más que para descansar, descansar la mente mediante una agradable sesión de leves lesiones cerebrales que al día siguiente a penas recordarás.

lunes, 1 de junio de 2009

Más allá del bien y del mal.

Todo está mas allá del bien y el mal.
La mayoría de nuestros actos están promovidos por multitud de factores, y el resultado equilibrado de todos ellos es nuestra acción, que es la que debió de ser y nada más. El arrepentimiento solo cabe cuando uno mismo actúa haciendo el mal a sabiendas de ello. Por más que aceptemos esto no podemos evitar el remordimiento, darle vueltas a si hicimos lo correcto, si podíamos haberlo hecho mejor, y siempre se nos ocurren cosas que podrían haber mejorado nuestra situación actual habiendo actuado de forma diferente en su momento.
Pero estas reflexiones siempre son a posteriori, tras el conocimiento de las reacciones y por ello es trampa. Si queremos jugar justamente nuestra corta partida tendremos que aprender a aceptar que lo que hagamos fué lo corrrecto, independientemente del resultado y nuestras reflexiones a posteriori.

Es difícil evitar el análisis posterior que nos dé ese terrible remordimiento que nos quita el sueño, pero no hay otra más que la de aceptar que los hechos transcurrieron tal y como debían transcurrir, y nosotros hicimos lo correcto, independientemente del resultado. Si, voy a explicarlo una vez más, igual así me convezco.

Cuando la cagamos no suele ser queriendo, se actuó mal con respecto a lo desconocido, que a posteriori es conocido y al valorarlo nos lamentamos. Ese lamento sobra, se borra, se olvida, y de nuevo nos planteamos nuevas formas de actuar, aprendemos con cada mala decisión, y por injusta que nos parezcan las cosas tenemos que admitir que el transcurso de los acontecimientos siempre sucede como tendría que haber sucedido. No es una forma de justificar malos actos y ahorrarnos reflexiones que no llevan a ningún lado, simplemente es la forma más sencilla de despertarse cada día, y de empezar de nuevo, una y otra vez.