jueves, 4 de junio de 2009

¿La magia del cine?.

Sentado en su butaca espera ansioso que comience la función. Sabe que esta vez todas las vidas que vea representadas no se corresponderán con la realidad, y todo parecido será mera casualidad. No tendrá obligaciones, ni responsabilidades. Vivirá otras penas y alegrías, muy diferentes a las suyas. Espera ansioso a que comience el espectáculo.

Se apagan todas las luces, pero aún quedan diez minutos para que empiece la función. La mayor parte de las butacas están vacías, y seguramente así quedarán durante las próximas dos horas. Será mejor así, a veces se coincide con gente que no para de molestar durante toda la película, evitando así que tu atención se preste exclusivamente sobre ella. Esta vez se introducirá en el mundo que le proyecten sin demasiado esfuerzo.

Ya solo quedan cinco minutos para empezar.
Le empieza a sudar la frente, a pesar de que el aire acondicionado mantiene una temperatura perfecta en la sala. Los motivos están en él y a pesar de intentarlo cada vez se siente más y más nervioso, tiene demasiados miedos y preocupaciones, lleva todo el día inventando remedios y buscando soluciones para algunos de sus problemas, pero sin mucha suerte ni buenos resultados. Sin dolerle la cabeza tiene el peor malestar que pueda recordar. Sabe que su vida se basa en rachas, a veces fabulosas y otras tristes o problemáticas, y esta vez no sabe como salir de su tristeza, ni como solucionar sus problemas. Cada vez se recalienta mas su cabeza y el malestar empieza a ser insoportable. Piensa en escapar, va a abandonar la sala y gritar a cada paso, correr con rabia y desaparecer, es lo que mas desea en estos momentos. Escapar. Huir. Coger el primer tren a ninguna parte y quedarse allí.

Se empieza a proyectar la película. Desaparecen como por arte de magia todas esas preocupaciones, ya ni se acuerda de ellas ni de ningún otro problema. Así será durante las próximas dos horas, ya habrá tiempo para pensar después...