miércoles, 8 de septiembre de 2010

El día más feliz de la humanidad.

Asimilada la levedad del ser y de nuestra existencia, asimilada la muerte como un fin inevitable de nuestra vida, asimilada la inexistencia de la magia parece que las cosas tienen menos sentido. Nada más lejos de la realidad. Si esto es todo lo que hay, y posiblemente nunca se ponga "todo esto mucho mejor", la vida es un cuento.
Conscientes de estar regidos por leyes de la física y de que la vida, como la inteligencia y la conciencia no son más que una serie de catastróficas consecuencias físicas y químicas, deberíamos ser felices. Felices por estar regidos por nada más que lo que somos, sin más magia que la que nosotros queramos sumarle a nuestra vida.
Una vida con más sentido, más justa y vivida por vocación.
Lo único negativo es tenerle demasiado apego a la vida, pues entonces se vive con un miedo constante al fin, pero también este miedo es natural y superable, como todo.

¿No es esto la felicidad?. Sin dioses, sin karma, sin más allá. Solo un implacable sentido de la justicia que nace de nosotros mismos. Posiblemente no se esté preparado, pero el día que desaparezcan las religiones será el día más feliz de la humanidad, aunque posiblemente sea consecuencia del fin de la raza humana.