miércoles, 11 de agosto de 2010

Entre Zombies y contentos

Cuando algo muere se acaba. Termina. En cambió Dios murió y las religiones continuaron alimentándose de él, prostituyendo una imagen sacada de contexto. La muerte de Dios se produjo en el mismo instante en el que se demostró que el hombre podía vivir sin él, a partir de ahí la figura de Dios pierde todo su sentido. Pero Dios no es lo único que no conseguimos superar, ahí tenemos el capitalismo, un sistema injusto como pocos que se basa en la necesaria existencia de pobres y ricos, explotadores y explotados.
A diferencia de Dios, el capitalismo no murió, o ha muerto muchas veces, según se quiera ver, lo cierto es que el mundo se empeña en sanarlo cada vez que sale mal parado. Si lo sana la derecha lo hace por convicciones y cuando lo hace la "izquierda" lo hace porque no tiene el valor suficiente como para partir hacia algo diferente, es como si nadie pudiese escaparse ya de ese juego.

Lo cierto es que se sea de izquierda o de derechas objetivamente deberíamos de aceptar que eso que nos venden de la igualdad de oportunidades para todos y vivir en un sistema de bienestar ilimitado es mentira, y lo peor es que lo saben tanto unos como otros, pero nosotros, "idiotas", no tenemos la culpa de nada. La culpa la tienen (entre muchos otros) los políticos de izquierdas, que estando situados en el bando más justo no tienen la más mínima capacidad para dar la confianza que necesita el pueblo, pueblo que no es idiota porque quiera, si no porque se lo exigen.

Yo, por otra parte también me siento partícipe de todo esto, y con mi ayuda, como la del resto de idiotas, seguimos alimentando para que las heridas le sean lo más leves posibles a ese monstruo indestructible. Pensar que en cada lugar que he trabajado lo he estado haciendo, trabajando para etts, para multinacionales o en un pequeño establecimiento, da igual. Siempre alimentando al sistema, y lo peor de todo es que lo seguiré haciendo mientras que no encuentre una forma de vida alternativa que me convenza.

Pero al menos nos queda el arte.